Los que me conocéis y pasáis por aquí a menudo, sabéis que me encanta preparar bizcochos. Éste que os traigo hoy lo hice hace ya algunas semanas, y hasta ahora no le había llegado su turno, pero como todo llega, aquí lo tenemos, un bizcocho muy bueno, con ese sabor especial que le da el vino dulce, el gusto de encontrarnos en su interior las trufas de chocolate y el crujiente del exterior que le aportan las almendras.
BIZCOCHO DE VINO DULCE Y TRUFAS
INGREDIENTES:
4 huevos
200 gr. de harina
100 ml. de aceite de oliva suave
100 ml. de vino dulce de Jerez
180 gr. de azúcar
Trufas o perlitas de chocolate
2 cucharaditas de levadura en polvo
Un pellizco de sal
Mantequilla, para engrasar el molde
Azúcar para espolvorear la base del molde
Almendra cruda en cubitos.
PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a 180º. Forramos la base de un molde desmontable con papel de hornear, pincelamos con mantequilla, espolvoreamos con abundante azúcar y cubrimos con almendra cruda en cubitos.
Separamos las yemas de las claras. Colocamos la paleta mezcladora en el vaso de la mycook, y montamos las claras con una pizca de sal, velocidad 4, durante cinco minutos; cuando empiecen a montar, quitamos el vaso dosificador y vamos añadiendo, poco a poco, 100 gr. de azúcar; hasta que tengamos un merengue bien firme.
Sacamos y reservamos en un bol grande.
Sin lavar el vaso, ponemos la harina, la levadura, el resto del azúcar y programamos unos segundos, velocidad 6, para tamizar. Seguidamente añadimos el aceite, el vino y las yemas y programamos 10 segundos velocidad 7.
Vertemos éste preparado sobre el merengue que habíamos reservado, y con unas varillas vamos integrándolo, con movimientos suaves y envolventes, para que no nos baje la preparación.
Vertemos la mezcla en el molde que habíamos preparado, y vamos echando las trufas por todo el molde dejándolas que se hundan. Introducimos en el horno, y horneamos 45 o 50 minutos, eso como siempre digo dependerá de cada horno; hasta que al pincharlo con un palillo salga seco.
Dejamos enfriar, desmoldamos y damos la vuelta, para que nos quede la parte de abajo del bizcocho arriba. No decoramos con nada más, ya que queda una superficie crocanti y crujiente.
Un sabor delicioso, y una gozada encontrar las trufas de chocolate dentro del bizcocho.
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